Épico

 Épico pelético pelempempético

no sé si soy, pero debo

sea como sea es y tiemblo

con tus besos en mi móvil con tu voz a la mañana.

 Épico pelético pelempempético

En directo me derrito, 

me fundo con tu colchón, con tu cama

me hundo para flotar cuando el roce de tus labios acaricia mis entrañas

levito.

 Épico pelético pelempempético

te siento absorber mi ser con las yemas de tus dedos al contacto con mi piel 

muero de vida por tí.

Escandalosamente dulce, tu risa recorre mi cuerpo sin corazas, me abrazas con carcajadas 

mientras mi cuerpo desnudo entre tus brazos de roble y seda 

se mece como en la cuna. 

 Épico pelético pelempempético

todo lo que soy se embriaga, se hipnotiza, viaja al mundo de los sueños 

en esos minutos en los que me miras de cerca 

con esos ojos enormes de bellísima y astuta 

gata persa.

Champiñones rellenos

 Si la vida está hecha de instantes 

y conseguimos un día contínuo de instantes de magia, 

¿qué más queremos?, 

más que otra tarde, otro día, otra vida... 

de champiñones rellenos.

Como a los quince pero...

 Sentir como a los quince, treinta años después

sin frenos sin barreras sin la amargada experiencia

solo sentir. 

Flotar, volar, deslizarse por la vida adulta ligero como una pluma

despojado de coraza, de armadura.

Soñar dormido, soñar despierto, vivir de veras y darte cuenta.

Con la ignorancia de un adolescente, con sus hormonas canalizadas, 

con un intacto deseo pero una escucha de sabio y un elixir de Morfeo.

Con la épica de una gran guerra, de un lo que el viento se llevó

vivir con el amor por bandera, así de esa intensa manera,

así quiero vivir yo.

Dos medio arcoíris

 Dos medio arcoiris me regaló la mañana

dos medio arcoiris cuando salí de tu cama

el primero subía pero el segundo tampoco bajaba

yo cogía la autopista pero en realidad volaba.

Colores, globos, ascensores

que abren en el sexto pero que siguen subiendo 

ascienden, trascienden, se pierden 

entre esas nubes de besos 

entre esas dulces caricias 

de seda y de terciopelo.

Dos medio arcoiris me regaló la mañana 

y cuando llegué a mi casa 

tu luz, cálida que no blanca,

todo lo iluminaba, lo convertía en naranja

Dos medio arcoiris me regaló la mañana

y sin embargo la noche... 

la noche los superaba.